Autores varios (caricaturas de Rogelio Urrusti y José Ramírez Reyes), Cartonistas de indias; y poetas, México, IV Comité Regional de la Conalmex/Unesco, 2002, 60 pp.

¿Qué es una caricatura si no iluminación deliberadamente exagerada de perfiles y detalles?, ¿qué otra cosa es la poesía si no el trazo de intuiciones y destellos aprehendidos al vuelo del ejercicio mismo de la escritura?

Cuando el poeta sueña con alcanzar a través de las palabras la expresión precisa de su geografía vital e íntima —a la manera de un cartógrafo afanado en la demarcación de un territorio— la caricatura devuelve de algún modo con su desparpajo y su desmesura la dimensión que corresponde a lo caricaturizado.

Poetizar y caricaturizar, aunque ideales dispares en principio, comparten en el fondo fines surcados por métodos semejantes: fijar, encuadrar sin miramientos una realidad que se escabulle. La caricatura con su exageración de rasgos y motivos es, en el fondo, una apuesta por la armonía; la poesía en su aparente y cristalina esencia es una subversión de las formas que remite a los orígenes de lo verdaderamente caricaturesco.

Cartonistas de indias; y poetas, la publicación que con motivo del Día Mundial de la Poesía ha editado el IV Comité Regional de la Comisión Mexicana de Cooperación con la Unesco, resulta ser en ese sentido la fusión de dos formas de apreciar un inmemorial motivo de escritura poética: la ciudad, la urbe que todo lo contiene y apresa, el universo enmarañado de calles y avenidas, de parejas soñolientas a la luz de la luna, de cines y cafés donde el tiempo transcurre sólo para matarse sin premura a sí mismo.

La ciudad donde el poeta es ineludiblemente un solitario sociable o un exiliado en sí mismo se parece tanto, y se parecerá siempre, a la “Ciudad de Dios”, a “Utopía”, a “Icaria” o a la “Jerusalén” bíblica. Porque el poeta mismo es una especie de hacedor de mitos que se erigen y se desvanecen a la luz de sus denuedos escriturales.

En Cartonistas de indias; y poetas la caricatura no hace sino mostrar, fiel a su propio carácter, el modo en que un grupo de poetas tabasqueños percibe e interpreta la realidad —su realidad— para dar forma a ese cuerpo inexplicablemente vivo en que llega a convertirse la obra poética. La perspectiva individual con que retratan Rogelio Urrusti y José Ramírez Reyes, dos de los más hábiles caricaturistas contemporáneos en Tabasco, a los poetas incluidos en la publicación atiende de algún modo a sus vicios y manías, a sus inclinaciones o gustos literarios, y en general a todo aquello que se vincula real, o imaginariamente, según la visión desenfadada del caricaturista, con la personalidad entera del caricaturizado.

Por eso la publicación viene a ser como consecuencia un intento de despojar a la labor poética del halo de misterios y ceremonias con que muchas veces se le reviste. La gran virtud de Cartonistas de indias; y poetas radica justamente en abordar el viejo, y paradójicamente siempre nuevo, tema poético de la ciudad con el tratamiento humorístico, cálido y sorprendentemente emotivo de la caricatura.

Queda, pues, así cumplida en parte la misión que la Unesco se propuso al declarar la existencia de un Día Mundial de la Poesía. Al conjuntarse en un pequeño libro esta muestra mínima, pero llamativa a fuerza de poemas y caricaturas que no sugieren otra cosa que la variedad de registros y formas que la poesía tabasqueña ha adoptado a lo largo de los años, se atiende de algún modo la sentencia esgrimida alguna vez por ese gran poeta griego que fue Konstantinos Kavafis: “llevarás por doquier a cuestas tu ciudad”.

La poesía nos ayuda, irremisiblemente, a vivir siempre con los ojos abiertos en la vasta ciudad del mundo.

Acerca del autor

Francisco Payró

Macultepec, Tabasco (1975). Economista y escritor. Autor de "Bajo el signo del relámpago" (poesía), "Todo está escrito en otra parte" (poesía) y "Con daños y prejuicios" (relatos). Ha publicado poesía, ensayo y cuento en diferentes medios y suplementos culturales de circulación estatal y nacional.