Para don Alfonso Reyes —ese polígrafo que al hablar de ello hacía referencia al francés Jules Romains— hay cuatro formas posibles de hacer historia literaria.
La primera es a través de la historia de las opiniones del «gran público» o del «éxito contemporáneo» (esto es, mediante lo que la obra de un escritor determinado es a los ojos de sus contemporáneos); la segunda es desde la concepción de la obra literaria como expresión histórica de la sociedad en su conjunto.
Una tercera forma de plantear una mirada a las manifestaciones literarias correspondientes a determinada época o geografía parte de considerar a la literatura misma como actividad autónoma y con leyes «extrasociales», no necesariamente enraizadas en manifestación social alguna. Y hay una cuarta ruta —incompatible con las tres anteriores— apuntada por Reyes para perpetrar el acercamiento a la materia literaria como sucesión de obras y autores dignos de ser historiados: la noción de la existencia simultánea o sucesiva de «milagros», «genios» u «obras maestras».
La aparición entre nosotros de La fabulación poética del trópico: tres poetas en Tabasco, de Juan de Jesús López, es digna de recibir la atención de los lectores de poesía en nuestro ámbito —así como de la de quienes pretendemos comprender el decurso a través del tiempo de la poesía tabasqueña— por varias razones.
En principio, porque se trata de una obra infrecuente. El ensayo que se propone diseccionar, así sea en un nivel impresionista, la obra de determinado poeta o grupo de poetas es una excepción —no una constante— dentro de la literatura tabasqueña reciente y habría que remitirnos en ese sentido a los trabajos que en su momento elaboraron autores como Francisco J. Santamaría, Marco Antonio Acosta, Andrés González Pagés y Gerardo Rivera para encontrar en sus obras las bases de esa historia literaria que en Tabasco —y por lo que toca de manera particular a un buen tramo del siglo XX en adelante— todavía está por escribirse.
El libro de López abona a la construcción de esa historia por cuanto extiende una mirada particular a la poesía de tres de nuestros poetas y define implícitamente, al hacerlo así, su visión de la tarea de historiar nuestra literatura. En La fabulación poética del trópico, el autor aborda el trópico de Tabasco según lo miran las poéticas de tres autores disímbolos entre sí: Ramón Galguera Noverola, José Carlos Becerra y Teodosio García Ruiz. Los tres construyeron —asegura López— una «fabulación» muy propia de un trópico ajeno a esa visión manida del Edén o de la geografía tropical como inexorable Paraíso.
Galguera Noverola plasma una ciudad amarga, un trópico mórbido. Becerra encuentra un trópico de aguas turbias en la memoria y revira hacia el misterio de los tiempos genésicos. Y García Ruiz, ante la devastación petrolera…deconstruye la ciudad mediante la gozosa celebración amorosa.
Las poéticas de los tres autores escogidos, afirma el autor, contrastan con una tradición que va desde el colorido exuberante de Pellicer y que continúa de un modo o de otro hasta nuestros días. No se equivoca cuando escribe:
Al poeta [Pellicer] lo sigue una larga cauda de pintores, músicos y escritores inspirados en su obra pero que, sin la fuerza creativa de aquél, devienen en una visión idealizadora, en un mito institucionalizado de uso lucrativo, turístico y político.